_Calle Serrano: elegante, poderosa y humanizada
Madrid no es precisamente una ciudad marcada por la timidez. Aquí se vive con vitalidad y ganas de disfrutar. La calle Serrano, considerada una de las principales y más sofisticadas arterias de la capital, es un perfecto ejemplo de ello. Una calle donde se ha recuperado el “arte” de pasear.
La dedicada al empresario y militar Francisco Serrano, duque de la Torre y último presidente de la Primera República, no solo representa la consabida exhibición de poder de las clases pudientes de la capital. Su historia es casi la historia de España. Durante una época fue la sede del Partido Comunista y en sus portales es fácil ver las referencias a sus ilustres vecinos como Benito Pérez Galdós, Cánovas del Castillo o Castelar.
Denominada inicialmente bulevar Narváez (su nombre actual surgió tras la revolución de 1868), la calle Serrano abarca desde la plaza de la Independencia junto a la emblemática Puerta de Alcalá y el Parque del Retiro, y se despide de nosotros en la plaza de la República del Ecuador. En total, más de diez kilómetros que abarcan dos distritos tan destacados como el de Chamartín y el Barrio de Salamanca y en los que se despliegan museos, embajadas, joyerías y todo tipo de rincones curiosos donde tomar un delicioso pan de pueblo, celebrar la firma de un contrato o dar un “capricho” a nuestra tarjeta de crédito. Serrano tiene esas maravillosas contradicciones, pero con un estilo propio.
"Madrid no es precisamente una ciudad marcada por la timidez. Aquí se vive con vitalidad y ganas de disfrutar. La calle Serrano, considerada una de las principales y más sofisticadas arterias de la capital, es un perfecto ejemplo de ello. Una calle donde se ha recuperado el “arte” de pasear. "
La cultura es uno de los grandes patrimonios de esta calle. El Museo Arqueológico Nacional nos ofrece una pausa en nuestra odisea: hogar de miles de objetos que narran la historia cultural con mayúsculas del ser humano en la Península Ibérica, desde sus orígenes prehistóricos hasta el futuro que nos llega, aporta uno de los múltiples pero intensos puntos contemplativos del recorrido.
Comenzado en 1867 e inaugurado cuatro años después por Amadeo I, sus más de 23.000 metros cuadrados fueron producto de una fiebre de investigación avalada desde los poderes públicos, y acogen tesoros como la célebre Dama de Elche, el tesoro de Guarrazar o el Bote de Zamora, entre otras joyas, visigodas, griegas o romanas. Pero no solo eso: el MAN forma pareja indisoluble de la Biblioteca Nacional, en la paralela Recoletos, perfecto complemento a tan épica visita. Fundada en 1711 por Felipe V, guarda el principal patrimonio bibliográfico y documental patrio.
Algo parecido sucede con el Museo Colección de Lázaro Galdiano. Un lugar que merece una parada. ¿Por qué? Porque demuestra como un concierto de jazz o un taller de grabado son compatibles con las obras de Goya o El Bosco. Si queremos hacer una pequeña pausa tras tanta cultura, podemos trazar la derivada por calles perpendiculares tan destacadas como María de Molina, Goya o Juan Bravo.
En uno de los tramos más tranquilos de la calle Serrano, se levanta este edificio art déco completamente rehabilitado, realzando su fachada e incorporando en el interior los mejores avances tecnológicos y de eficiencia energética.
Así es la vida en esta calle. Los famosos compran melocotones en Frutas Vazquez, semiesquina con Serrano, y unos metros más allá podemos preparar nuestro próximo viaje a Patagonia en la Librería De Viajes.
Hay muchas más recomendaciones, naturalmente gastronómicas: el moderno y japonés FuKu, el contundente y tradicional Centro Riojano, con esos salones que son una lección de historia, contrapeso del delicado diseño de la Bien Aparecida o el Club Serrano 100, un accesible y moderno negocio donde se cita la comida de fusión y urbana de alta calidad.
Esa es la diferencia en la calle Serrano. Las joyerías más deseadas de la ciudad tienen acceso directo a la calle. Nombres como Rabat, Aguayo o Pedrori siguen ofreciendo sus colecciones de anillos, relojes, piedras preciosas, colgantes y pendientes al visitante. Simplemente, con buen gusto. Negocios centenarios que han hecho de la calle Serrano su mejor escaparate. Tesoros de autor por unos precios que también saben adaptarse a quien sabe y aprecia lo que paga.
Nada explica mejor el valor de la calle que las marcas que abren sus escaparates. La mítica esquina de Loewe, tiene cada vez más imitadores. Carolina Herrera, Manolo Blahnik, Bulgari, Gucci, Prada o Cartier. Las grandes marcas comparten inmueble con la persona que tiene una terraza en el mismo edificio o esos balcones que dan a la Plaza de Colón. Un paseo desde El Viso o el disfrutar de los árboles del Retiro son el patrimonio de nuestro tiempo.
Ático dúplex con terraza espectacular, solada en madera y ajardinada, donde la luz es protagonista. Fue reformado en 2004, reservando la parte superior a los dormitorios, todos ellos en suite, conectados por una acogedora sala de estar. La planta inferior alberga el salón y el despacho con acceso directo a la terraza, y una espectacular cocina equipada con electrodomésticos de alta gama.
Impresionante casa individual distribuida en 4 plantas, con 16 habitaciones y 7 baños. Se trata de uno de los últimos edificios señoriales de la capital que se encuentra en perfectas condiciones de mantenimiento sobresaliendo el excelente diseño, construcción y estado de sus tarimas, escaleras y carpintería en general.