_Chamberí, un distrito repleto de maravillosos contrastes
Nació como arrabal de una ciudad que ya a mediados del XIX se quedaba un tanto pequeña. Con su aire castizo y, a la vez, un tanto aburguesado, seguramente este distinto -que no barrio- madrileño (compuesto, eso sí, por seis barrios: Gaztambide, Arapiles, Trafalgar, Almagro, Ríos Rosas y Vallehermoso) ya sabía, desde su origen, que había surgido para sorprendernos… aunque quizás no quisiera pretenderlo. Algo debieron intuir, en su momento, personajes como Joaquín Sorolla, Federico García Lorca, Valle Inclán o Antonio Machado, que fueron vecinos del barrio.
Pero en los últimos años, Chamberí se ha convertido, por méritos propios, en centro de operaciones de todo aquel que tenga algo que contar, crear, contemplar o catar, consiguiendo que el auténtico núcleo cultural, político y económico de la capital se traslade un par de kilómetros al norte de donde señalan los mapas.
Creativamente hablando, este “inquieto” distrito de Madrid no cesa, aunque, a la hora de disfrutarlo, el ritmo aquí sea necesariamente más lento. Sus amplias calles, sin duda, así lo obligan, pero también sus construcciones de finales del XIX y principios del XX - algunos declarados Monumento Nacional, otros, convertidos en envidiables viviendas- o sus Museos (como el Sorolla, uno de los tesoros de Chamberí), que invitan a detenerse… aunque no entre en los planes, o algunos de sus rompedores edificios que alojan a las Fundaciones Francisco Giner de los Ríos y Masaveu. Porque sí, aquí conviven muestras de arquitectura modernista, neogótica, neomudéjar… y hasta racionalista (por cierto, la Casa de la Flores no es un invento de Netflix, está en Hilarión Eslava, 2 desde 1931). Y de la misma forma también cohabitan, a modo de maravilloso contraste, entrañables tiendas de ultramarinos de esas que llamamos “de toda la vida”, como Mantequería Gascón (Zurbano, 65), con lofts que se dejan contagiar por una estética industrial, como la peluquería-galería-cafetería Oculto Hair Club (Zurbano, 61). Pero el contraste no se detiene aquí, y Chamberí también hace declaración de eclecticismo haciendo coincidir en perfecta armonía uno de los pocos cines de barrio que aún se conservan en España, los Verdi, con el Yelmo Luxury Palafox, una lujosa sala de proyección con amplísimas butacas donde hasta puedes disfrutar de un gin tonic o una hamburguesa mientras ves algún estreno.
José Abascal 48
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3 áticos y 2 viviendas en la 5ª y 6ª planta
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Gimnasio
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Chamberí vive en una continua (y maravillosa) dualidad. La que también se encuentra quien decir compartir espacio con los locales -los “chisperos”, como así se llama a los vecinos de este distrito- y la que permite, a la vez sentirse como si estuvieras paseando por el mismísimo… París. ¿Tendrá algo que ver el hecho de que su nombre tiene origen galo? Sí, el de un Regimiento francés, de nombre Chambéry, al que se enfrentaron Daoíz y Velarde durante el Levantamiento del Dos de Mayo, ¿O quizás influye esa atmósfera que se respira entre sus calles cuando encuentras más de un edificio diseñado a semejanza de los palacios parisinos de finales del XIX, como el maravilloso Hotel Santo Mauro (Zurbano, 36), o cuando “tropiezas”, casi sin querer, con, por ejemplo, una curiosa zapatería que te invita a poner Un pie en Versalles (Zurbano, 52)?
El recorrido por los puntos neurálgicos de este distrito podría arrancar perfectamente en la laberíntica y octogonal Plaza de Olavide, esa glorieta repleta de terrazas y donde parece que la ciudad se toma un descanso. En sus aledaños, se encuentra La Taberna del loco Antonelli (Olid, 15), una taberna cocina portuaria cuyo origen se sitúa en un puesto del mercado de Chamberí y que toma prestado el nombre de un ingeniero cuya ambición era convertir la capital en puerto. ¡Literal! Desde allí, (y tras detenerse en la tienda a granel Pepita&Grano, (Eloy Gonzalo, 18) la ruta -ya con vocación gastro- podría detenerse en PerretxiCo (Rafael Calvo, 29), la mejor taberna de pintxos vascos de la zona, o en un novísimo: Bodega Salvaje (Hartzenbusch, 15), cuyos propietarios tiene buen ojo y mucho criterio para elegir las mejores cervezas artesanales y los vinos más curiosos.
Vivienda de 2 dormitorios en la calle Zurbano
3 baños
Terraza
1.185.000 €
Los modos de la Alta cocina más clásica también tienen presencia destacada en las calles de Chamberí. Es aquí, por ejemplo, donde los hermanos Sandoval decidieron materializar -en Coque (Marqués del Riscal, 11)- su viaje gastronómico con el que ya han logrado Dos Estrellas Michelin, o donde recaló en los años 80 el mítico La Parra (Monte Esquinza, 34), de la mano de los descendientes de los fundadores de aquel local que arrancó en Málaga en los 50 y se mudó luego a Londres para seducir a la jet de la época y hasta a los Rolling Stones. Y solo cinco minutos caminando, se encuentra Saddle (Amador de los Ríos, 6). Ubicado en ese mítico/icónico Jockey que abrió en los años 40 y se convirtió en imprescindible en los años 80, gracias a una carta de inspiración clásica y buen producto, en poco tiempo de andadura ha tomado el relevo de su antecesor, convirtiéndose en el restaurante de lujo que -dicen- Madrid necesitaba.
Aunque si se trata de explorar mil y un sabores, conviene recordar que en Chamberí también se encuentra una de las calles que cuenta con mayor densidad de tabernas/restaurantes: nada menos que 72 en un solo kilómetros. Hablamos de Ponzano, con hastag propio (#ponzaning) y direcciones que tocan todos los “palos”. Ahí está, por ejemplo, 99 Sushi Ponzano (Ponzano, 99), ejemplo perfecto de cómo poder encajar en perfecta armonía la ortodoxia de la gastronomía nipona, los nuevos modos y la mezcla de productos dispares. Y allí también hay posibilidad de adentrarse en el mundo de la gastrobotánica gracias a El Invernadero (Ponzano, 85), de Rodrigo de la Calle, y con estrella Michelin; apostar por la cocina vasca del siglo XXI que practican en Arima Basque Gastronomy (Ponzano, 51), o rendirse a la sorpresa continua que propone La Gastro Salvaje (Ponzano, 93) gracias a un efectista recorrido por los recetarios mexicano, español y asiático.
Vivienda de 3 dormitorios en Almagro
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2.500.000 €
Aunque la experiencia foodie por Chamberí también debe pasar necesariamente por visitar la calle Modesto Lafuente y alrededores, una zona que está apostando por una oferta de servicios ejemplar, gracias a su cercanía al Paseo de la Castellana. En esta misma vía se encuentra Chifa (Modesto Lafuente, 64), un acogedor restaurante de estética retro con la suficiente osadía para adentrarse, con acierto, en los sabores de vanguardia gracias a su combinación de recetas latinas y sudamericanas. Y a pocos pasos, la osada y sabrosa propuesta de El Ingrediente (Alenza, 5) y un japo que, literalmente, se sale de las normas: Torikey (Plaza del Descubridor Diego de Ordás, 2).
Chamberí es, por supuesto, el lugar perfecto para hacer que la agenda se desboque, sí, pero también para el visitante decida perderse. Así quizás podrá descubrir algunas de sus pequeñas joyas en formato de recoletas tiendas que pueden llevarle a inéditos universos en los que pocas cosas son suficientes para decir mucho. Ocurre gracias, por ejemplo, a la puesta en escena que plantean las floristerías Botanyco (Santa Engracia, 59) y Ginkgo Biloba (Viriato, 42), o debido a los originalísimos pendientes de la colorida Papiroga (Francisco de Rojas, 1) o por la moda a contracorriente que siempre descubre Nac (Fernández de la Hoz, 56), o cuando entras en Almacén Alquián Hóptimo (Manuel González Longoria, 2), con una selección rigurosa y acertada de objetos de decoración de los años 50 y 70, ilustraciones y una maravillosa muestra de mapas mundi, o cuando descubres el escueto pero acertado espacio donde se exhiben las personalísimas camisetas y sudaderas de algodón con mensaje de Paco Pintón, junto a los looks propios de una lady 2.0 de Yellow&Stone (Covarrubias, 7). El recorrido podría terminar pocas manzanas más arriba, en General Arrando -con tiendas como Otaduy, en el número 8 o Tocamadera (nº 12). Una zona que ya se antoja como la nueva calle de moda de Madrid, compitiendo con Zurbano, una de las mejores 12 calles europeas, según The New York Times, quien la equiparaba con la neoyorquina Park Avenue. Y es que ese carácter cosmopolita, inquieto y dispar de Chamberí ya ha conquistado al mundo.
Y dentro de este excepcional barrio, Knight Frank comercializa Modesto Lafuente 26.