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_Los nueve elementos del liderazgo estratégico

El liderazgo estratégico engloba un conjunto de competencias muy demandadas. Sin embargo, no está claro cómo se llega a ser un líder estratégico y se nos presentan distintas variantes, al igual que ocurre con la definición de este término. Ahora más que nunca, las empresas recurren a sus líderes en busca de una orientación estratégica ante la incertidumbre actual
abril 08, 2020

Para algunos, el liderazgo estratégico es la capacidad de influir en los demás con una visión propia; para otros, todo se reduce a cuestiones económicas, es decir la capacidad de garantizar la estabilidad financiera en el presente mejorando al mismo tiempo las perspectivas de futuro. Sin embargo, el liderazgo estratégico se asemeja más a un proceso que podríamos explicar con la siguiente analogía.

Imaginemos esto: al fondo de cada sala de recreativos, en medio del sonido de las máquinas y el centelleo de las luces de neón, se encuentra una máquina tragaperras que está acumulando monedas. Sus víctimas serán quienes crean que una inversión puntual puede cambiarles radicalmente la vida.

Esta máquina de la sala de recreativos se parece mucho a la repercusión que tiene un liderazgo estratégico efectivo. Los constantes y pequeños actos de baja intensidad resultan cruciales para ir avanzando los proyectos poco a poco cada día, pero solo al realizar un análisis retrospectivo observaremos los frutos de nuestro trabajo, del mismo modo que las monedas de la tragaperras terminarán por salir para que un afortunado las recoja.

Aunque se trate de una bonita metáfora, poner esto en práctica exige muchísima paciencia, inversión y resistencia. Nos puede desconcertar escuchar que debemos “liderar de manera estratégica” o incluso “pensar de forma estratégica”. Sabemos que hacerlo es importante, pero ¿cómo lo conseguimos?

Los nueve elementos del liderazgo estratégico

Para responder a esto, hemos recabado las opiniones de líderes empresariales de todo el Reino Unido. A continuación incluimos los componentes que más se repiten a la hora de describir el liderazgo estratégico.

1. Conocer la diferencia entre dirección y liderazgo

Liderazgo y dirección son dos cosas muy diferentes. Los líderes trabajan con una visión mientras que los directivos trabajan con objetivos. Los líderes necesitan saber por qué, dónde y quién. Los directivos necesitan saber cómo y qué.

El liderazgo exige saber adónde hay que ir y tener agilidad para dar con el modo de conseguirlo. La dirección exige llegar adónde se nos indica y contar con la inteligencia necesaria para saber cómo hacerlo.

Aunque se puede aprender a dirigir, el liderazgo reside en sacar provecho a algo más denodado: el instinto. William Arruda secunda esta idea en un artículo publicado en la revista Forbes: “Los directivos imitan competencias y comportamientos que aprenden de otros, y copian su estilo liderazgo en lugar de definir el suyo propio”.

Sin embargo, el liderazgo nos exige una verdadera innovación, que probemos cosas nuevas y surquemos los caminos menos explorados. Como dijo Francis Bacon: “Quien se niegue a aplicar nuevos remedios, se enfrentará a nuevos males”.

2. Ampliar la perspectiva

El liderazgo estratégico implica desmarcarse del monótono trabajo cotidiano para adquirir una perspectiva más amplia. Exige interés por aprender constantemente.

Es posible que existan nuevas amenazas, pero también nuevas oportunidades, en la periferia de lo que ocurre ante nosotros. Debemos retroceder unos pasos para ampliar nuestro campo de visión.

Debemos examinar otras empresas de renombre internacional ajenas a nuestro sector, conocer suficientemente bien a la competencia para incluirlos en el ecosistema empresarial en el que operamos y conocer a los clientes, ya que sin duda son distintos a nosotros.

3. Fijar metas ambiciosas, pero tener la valentía de admitir errores

Es importante fijar metas ambiciosas para conseguir más de lo que creemos ser capaces de alcanzar. No obstante, el mundo es un lugar impredecible, lleno de imprevistos y en constante cambio, y tenemos que adaptarnos. Es preciso contar con la valentía necesaria para volver al punto de partida y redefinir los objetivos de acuerdo a cada nuevo escenario.

Si tenemos demasiado miedo a retroceder y decir: “Un momento, esto no está bien”, a largo plazo tendremos que enfrentarnos a una conversación realmente difícil en la que tendremos que explicar cómo nos equivocamos tanto.

No debemos perder de vista lo importante. Debemos revisar constantemente el plan de negocio, no podemos dejarlo en un cajón durante tres años. Además, debemos estar predispuestos a admitir errores, a menudo y con agilidad, ya que forma parte del éxito. Solo al cometer errores podemos descubrir el camino hacia el éxito.

En un artículo de Harvard Business Review titulado "Increase Your Return on Failure", Julian Birkinshaw y Martine Haas exponen lo siguiente: “Uno de los motivos más importantes —y más profundamente arraigados— por los que empresas consolidadas tienen problemas para crecer es el temor a admitir errores”.

"[Cultivar la curiosidad] a todos los niveles ayuda a los líderes y a sus empleados a adaptarse a condiciones de mercado inciertas y presiones externas. "

_Francesca Gino, Editora de Harvard Business School

4. Formar un equipo que encaje

Contratar al talento adecuado constituye un avance muy importante desde el punto de vista estratégico. El equipo debe encajar, igual que las piezas de un puzzle. Su composición ha de ser diversa de manera que, al final, todo el mundo se entienda.

El verdadero compañerismo levantará el ánimo del equipo, sobre todo en épocas de altibajos que toda empresa debe encarar. Al final, el equipo saldrá mucho más reforzado, porque han remado todos en la misma dirección, confiado los unos en los otros y asumido la responsabilidad de sus funciones.

Si el equipo no encaja bien, habrá que realizar una microgestión de cada integrante o acabaremos teniendo una estrategia fragmentada que no se sostiene.

5. Usar los datos disponibles

La tecnología sigue avanzando y está cada vez más presente. Esta realidad nos ofrece una gran cantidad de datos que pueden ampliar el alcance de los elementos susceptibles de ser medidos, analizados y mejorados.

Se puede acceder a información conductual del público, llevar un seguimiento de las labores de marketing y conocer la percepción de la marca usando herramientas de análisis de redes sociales.

Nunca antes habían existido tantas oportunidades para adoptar enfoques estratégicos. El crecimiento es actualmente una tarea que exige minuciosidad y que podemos ejecutar a mayor o menor velocidad. No consiste en dejarse guiar por un instinto natural esperando que las cosas salgan lo mejor posible.

6. Disfrutar de la interpretación

Tal como afirma el filósofo Alan Watts, toda existencia se basa fundamentalmente en la interpretación realizada. Si pensamos, por ejemplo, en el mundo de la música: Un músico no "trabaja" su instrumento, sino que "interpreta" una pieza musical. Su objetivo no es llegar al final de la actuación.

Los bailarines no centran sus rutinas de trabajo en llegar al punto final de la pieza representada y los músicos no se apresuran por tocar el acorde final. El objetivo es la interpretación.

Aplicando este mismo razonamiento, podemos decir que el papel de un líder estratégico debería ser practicar con el ejemplo. Es fácil sentirse abrumado por la tarea, sobre todo cuando nos asignan una labor que parece ingente.

Debemos recordar, sin embargo, que nadie espera que lo hagamos todo de forma instantánea, no esperan que toquemos el acorde final ni realicemos la pose final enseguida. Y si alguien espera esto, debemos hacerle entender todo lo que se puede conseguir por el camino, ya que es fundamental gestionar las expectativas.

Independientemente de la forma en que nos sintamos, no debemos dejarnos abrumar, sino recordar que hay que disfrutar de la interpretación.

"El liderazgo reside en motivar activamente a las personas para que lleguen hasta dónde estás, no solo en mostrarles cómo llegaste ahí."

7. Apoyarse en la gente que nos rodea

Una máxima milenaria acerca del éxito es rodearse de personas que sean más inteligentes que nosotros. Pese a la importancia que esto reviste, hay mucho más. Hay que interactuar con las personas a las que lideramos.

Para empezar, una estrategia impuesta desde arriba a quienes tienen que ejecutarla no vale. Es necesario hacer que todo el mundo sienta que forma parte del proceso, desde el primer momento. En segundo lugar, hay que sacar tiempo para las personas, sobre todo cuando nos parezca que no tenemos ni un segundo que perder.

Patricia Trillo, Directora de Recursos Humanos de Knight Frank, afirma: "El liderazgo reside en motivar activamente a las personas para que lleguen hasta dónde estás, no solo en mostrarles cómo llegaste ahí". Consiste en respaldar a quienes nos rodean, creando vías de acceso que les permita diferenciarse consiguiendo sus metas, desarrollarse y alcanzar posiciones con mayor peso estratégico.

Un mentor puede ser un activo muy valioso para ayudar en esta tarea; la edad o los años de carrera, no deben suponer un freno para acudir a profesionales que puedan impulsar nuestra proyección profesional.

8. Mantener una curiosidad infinita

El valor de la curiosidad está ampliamente demostrado. Se trata de un instinto ancestral, es la forma en que aprendemos y entendemos el mundo que nos rodea, la forma en que detectamos el peligro y descubrimos lo que nos gusta. Somos lo que experimentamos.

En un artículo de Harvard Business Review, Francesca Gino explica la importancia que reviste la curiosidad para los negocios. Así, escribe: "[Cultivar la curiosidad] a todos los niveles ayuda a los líderes y a sus empleados a adaptarse a condiciones de mercado inciertas y presiones externas: cuando nos pica la curiosidad, pensamos de forma más intensa y racional a la hora de tomar decisiones, y se nos ocurren soluciones más creativas".

No dejen de leer los libros sobre gestión, la Harvard Business Review, opiniones de líderes que pueden servirles de inspiración y las conversaciones de LinkedIn. También pueden escuchar y ver las charlas, los podcasts y las entrevistas TED. Conozcan las megatendencias en cuanto a sociedad, política, economía y tecnología.

9. Calibrar adecuadamente acercamiento y distanciamiento

Lao Tzu, autor de Tao Te Ching en el siglo VI a. C., predicaba una idea de liderazgo consistente en ejercer un nivel de control adecuado sobre aquellos a quienes lideramos.

El planteamiento es que un líder no debe obstaculizar y tiene que actuar con integridad. De este modo, las personas alcanzarán su máximo potencial, porque se les ofrece un espacio en el que evolucionar de forma natural.

Debe evitarse a toda costa una excesiva microgestión, ya que, de ese modo, se ahogará al equipo y se frenará su crecimiento. De igual manera, los líderes que practican un excesivo distanciamiento no ofrecen ninguna pauta a quienes lideran. El liderazgo estratégico invita a dar instrucciones suficientes dentro de unos límites amplios, para que aquellos a quienes lideramos alcancen todo su potencial.