_(Y)OUR SPACE -los espacios de trabajo más de actualidad que nunca
Cuando se lanzó hace 18 meses, el objetivo de la nueva serie de informes de research comercial (Y)OUR SPACE –una de las más emblemáticas de Knight Frank– era ofrecer una perspectiva sobre los cambios en el lugar de trabajo a nivel global.
Ahora que se encuentra confinada cerca de un 50% de la población mundial (3.900 millones de personas), quienes siguen trabajando, participan forzosamente en el mayor experimento mundial jamás realizado sobre workplace, en el que las viviendas, y no las oficinas, se han convertido en el lugar de trabajo principal.
En este contexto sería lógico pensar que el contenido de (Y)OUR SPACE ya no resulta pertinente, pero no es así.
La rápida implantación de sistemas de teletrabajo como respuesta empresarial a la crisis de la COVID-19 se ha debido sin duda a la necesidad básica e inmediata de que las empresas sigan funcionando.
Implicaciones a largo plazo
No obstante, el relativo éxito de esta medida podría tener repercusiones a más largo plazo en el planteamiento y la estructura de las carteras inmobiliarias de las empresas.
Algunas entidades podrían llegar a preguntarse si realmente necesitan una oficina o no, mientras que muchas otras empresas se verán acechadas por la duda de si cuentan con el espacio adecuado en los lugares oportunos para el mundo que vendrá tras la COVID-19.
Es precisamente en este sentido, como guía para aplicar las mejores prácticas y las ideas más avanzadas en materia de espacios de trabajo, en el que tanto el informe (Y)OUR SPACE como los cinco temas en torno a los cuales se ha estructurado no han perdido sino que han cobrado todavía más relevancia.
Analicemos brevemente su pertinencia respecto a la futura evolución del lugar de trabajo.
Productividad
El primer tema del informe –impulso de la productividad v2.0– refleja una tendencia clara en las empresas, que viene observándose aproximadamente desde 2010: el uso de los activos inmobiliarios como recurso estratégico para promover, facilitar o reflejar su transformación.
Este comportamiento se opone claramente a la tendencia de reducción de costes y espacio registrada inmediatamente después de la crisis económica mundial de 2008.
Cuando hayamos superado por fin la crisis provocada por la COVID-19, las empresas tendrán que replantearse el uso de sus inmuebles para atender las necesidades imperiosas de transformación del negocio (por ejemplo: el incremento de la presencia digital) y aliviar las presiones económicas generadas por la crisis.
Un factor determinante de la forma que adoptará el lugar de trabajo en el futuro será el peso que adquieran las cuestiones económicas. ¿Considerarán las empresas que los inmuebles son solo un coste o los verán como una inversión que podría impulsar el cambio, la productividad y la eficiencia?
Tecnologías de próxima generación
El segundo tema destaca la creciente influencia de las tecnologías de próxima generación como impulsor de la demanda en los mercados de ocupantes.
La crisis actual ha puesto de manifiesto la necesidad de avanzar y adoptar rápidamente este tipo de tecnologías, independientemente de que se trate de innovaciones científicas para dar con una vacuna o nuevos tests de diagnóstico, una nueva configuración de las fábricas para aumentar el volumen de producción de los tan necesarios respiradores o del uso generalizado de tecnologías de comunicación por medios virtuales, como Teams o Zoom, para aumentar la conectividad en esta época de distanciamiento social.
Es probable que estos sectores, y las empresas que están liderando dichas innovaciones, crezcan e impulsen la demanda de inmuebles terciarios tras la crisis.
Naturaleza de las empresas
El tercer tema del informe (Y)OUR SPACE trataba sobre los "Cambios en la naturaleza de las empresas" y se centraba en el cambio de la estructura, la cultura y los elementos constituyentes de las empresas y su marcada influencia en el formato y función del workplace.
Es evidente que la mayor parte de los analistas consideran que la crisis provocada por la COVID-19 suscitará cambios fundamentales en las empresas, los gobiernos y la sociedad en general.
Todo el mundo habla de reajustes, reequipamiento y, en determinados círculos, incluso de revolución. Lo que está claro es que las empresas tendrán que analizar desde una perspectiva más equilibrada qué personas y cuestiones son importantes para su actividad.
Tras observar la labor de los empleados que han seguido trabajando durante la crisis, muchos de ellos tal vez ignorados históricamente, se dará prioridad a estructuras empresariales más equitativas y aumentará la demanda de lugares de trabajo que cubran un abanico de necesidades más amplio. Las instalaciones, que han cobrado un papel tan destacado en las oficinas de mayor calidad, tendrán que centrarse ahora en esta estructura empresarial más extensa y equilibrada.
La situación actual está generando un gran debate sobre el futuro del mercado del coworking que ha tenido mucho éxito por todo el mundo en los últimos cinco años.
Espacio como un servicio
El distanciamiento social podría amenazar el verdadero concepto de coworking, según el cual empleados de distintas empresas trabajan codo con codo. No obstante, después de la crisis podría surgir el planteamiento del "espacio como un servicio", el cuarto tema del informe (Y)OUR SPACE.
Este sistema conlleva la transición del mercado inmobiliario de un producto físico fijo a un servicio empresarial flexible sumamente adaptado a la realidad del cliente, que le ofrezca instalaciones, servicios y una experiencia que no se encuentran en un espacio de trabajo tradicional.
Ante la incertidumbre inherente a los períodos posteriores a una crisis, los usuarios empresariales seguirán demandando flexibilidad. Asimismo, teniendo en cuenta que la oficina compite con la propia vivienda como lugar de trabajo, los servicios y experiencias que ofrezca formarán parte de su atractivo.
Las empresas tendrán que poner mayor empeño en la configuración del entorno y la experiencia que brinden para que los empleados se planteen desplazarse, por lo que la crisis potenciará el planteamiento del espacio como un servicio.
La dificultad para el mercado residirá en cómo prestar un servicio de este tipo en el contexto de estrecheces económicas que están viviendo muchos operadores de coworking y propietarios convencionales. A nuestro juicio, la respuesta implicará una mayor colaboración entre ambas partes.
Movilidad y fusiones
El último tema del informe es el papel que jugarán la movilidad y las fusiones, factores que sustentan la demanda del mercado de ocupantes. Por supuesto, en este momento las empresas están centradas en resistir tanto operativa como económicamente, por lo que la gran mayoría de la actividad transaccional se ha quedado paralizada.
Sin embargo, los datos procedentes de los mercados asiáticos, que fueron los primeros en sufrir esta crisis, indican que el mercado de alquiler se está empezando a reactivar y también que está aumentando el interés por crear carteras adaptadas al entorno posterior a la COVID-19.
En nuestra opinión, esto provocará en última instancia una mayor dispersión de la cartera empresarial, que favorezca la movilidad de los usuarios, y la utilización de entornos de workplace tanto formales como informales.
El número de fusiones ha disminuido drásticamente durante esta crisis. Sin embargo, muchos analistas prevén que los titanes tecnológicos, que han estado generando fuertes ingresos por la demanda de sus productos para trabajar en remoto, bien podrían protagonizar una oleada de adquisiciones con carácter inminente, en particular en el ámbito de las start-up tecnológicas. Esto servirá para impulsar la actividad en los mercados inmobiliarios globales a medio y largo plazo.
El workplace global está experimentando cambios evidentes
A pesar de las ideas radicales y revolucionarias que han caracterizado muchas de las consideraciones habituales sobre el lugar de trabajo durante la crisis, nuestra opinión es que, tras la COVID-19, el workplace reflejará muchos de los temas y tendencias que se comentaban en el informe (Y)OUR SPACE hace unos 18 meses.
Lejos de suponer la desaparición de las oficinas, la COVID-19 acelerará tendencias que ya estaban transformando el lugar de trabajo y reconfigurará, en último término, el planteamiento tanto del espacio como del lugar en la era posterior a la crisis.