_Los locos años 20
Podría decirse que el efecto más notable de la pandemia ha sido su impacto en las ciudades. Como núcleos centrales que prosperan gracias al gran volumen de personas que los habitan, parecen ser la antítesis de lo que podríamos llamar “Covid-friendly”. Sin embargo, aunque el mercado de las casas de campo está en innegable auge, ¿seguirá la gente corriendo, literalmente, hacia el campo y la montaña? Según Alexander Lewis, socio de Knight Frank y especialista en promociones en Londres, el Covid-19 ha puesto de manifiesto lo realmente increíbles que son nuestras ciudades en Europa. “Si pudiera estar en cualquier otro lugar ahora mismo, ¿dónde querría estar?”, reflexiona Lewis. “Me encantaría estar sentado en un concurrido café bajo el sol primaveral de París, viendo pasar la vida. Ese es quizás uno de los grandes placeres de la existencia... Las cosas sencillas que antes dábamos por sentadas y que la gente ha echado de menos. Estos pequeños placeres, que dependen de la energía e interacción humanas, son ahora más valiosos que nunca. La ciudad, por tanto, es algo de gran valor para nosotros los humanos y el hecho de que el Covid nos la haya arrebatado lo ha puesto más que nunca de manifiesto”.
Una idea avalada por nuestro Global Development Report 2020, una encuesta que descubrió que, de los 160 promotores participantes de distintas partes del mundo, la mayoría sigue buscando proyectos en las ciudades, en contraposición a las viviendas rurales y de segunda residencia. El bienestar, el espacio al aire libre y la tendencia a la sostenibilidad en las viviendas también están entre los planes prioritarios de los promotores: el 54% de los encuestados declara que son más propensos a considerar una promoción que tiene en cuenta el espacio exterior, y el 38% prima que dicha promoción cuente con instalaciones para bicicletas.
"Creo que habrá mucha gente que quiera abrazar la vida en la ciudad tras un año de privación sensorial."
Sin embargo, con tantos cambios acaecidos durante el último año, incluyendo el incremento del trabajo flexible, el teletrabajo en la mayoría de los puestos de oficina y el deseo universal de más espacio, tanto interior como exterior, queda todavía una pregunta por responder: ¿cuál es el futuro de nuestras ciudades? Lewis nos revela sus primeras reflexiones: “Creo que, realmente, es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas sobre cómo será el mundo post-Covid. Existen todo tipo de opiniones, desde las que mantienen que el mundo va a ser completamente diferente en línea con la idea de “nueva normalidad”, hasta las que dicen que todo va a volver a ser como antes. Lo que el confinamiento sí ha hecho a nivel global es poner en evidencia dónde y cómo vivimos. Y para muchos puede haber puesto en tela de juicio los criterios que se han seguido hasta este momento y lo que la gente tolerará a partir de ahora en el día a día. La vida es preciosa, no por el Covid, sino porque cuando te pasas el día encerrado en casa, tienes tiempo para considerar lo que realmente te importa y cómo quieres disfrutar de tu tiempo”.
Dado que el tráfico en las ciudades es responsable del 70% de las emisiones mundiales de carbono, la sostenibilidad se ha convertido en el zeitgeist de los últimos años cuando hablamos del desarrollo de las ciudades. “La sostenibilidad nunca ha sido tan importante para nuestras ciudades”, afirma Lewis. “Pero al hablar de sostenibilidad, también debemos analizarla en relación al individuo. ¿Ofrece mi ciudad un estilo de vida sostenible en términos de salud tanto física como mental? ¿Es la mía una ciudad ‘15 minutos’ (smart city) con espacios verdes, barrios seguros, buenas escuelas, una cultura abierta y, por supuesto, una gran oferta de entretenimiento?”. “La sostenibilidad también significa longevidad”, continúa Lewis. “Las personas necesitan ciudades que no sólo ofrezcan un estilo de vida especial, sino también un lugar en el que puedan crecer, en el que puedan imaginarse formando una familia. Barcelona es un ejemplo brillante, con sus iniciativas por un aire limpio y la eliminación gradual de los coches, que la convierten en un lugar saludable para vivir, al tiempo que cuenta con una fabulosa cultura en la calle, al aire libre y, por supuesto, con la costa”.
"Creo que, realmente, es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas sobre cómo será el mundo post-Covid"
Después de tanto tiempo en casa, y de un periodo tan prolongado de incertidumbre, no es de extrañar que a muchos ciudadanos les pique el gusanillo de viajar y mudarse. Los diversos confinamientos y cierres en todo el mundo han servido de catalizador para que muchos evalúen su entorno vital y se pregunten: “realmente, ¿me gusta vivir aquí? ¿O vivo aquí por comodidad?” Según Lewis, con las opciones de trabajo flexible a las que mucha gente ha accedido, se han eliminado las barreras de una existencia más aspiracional: “Creo que la gente que ha estado esperando para decidir sobre el tema de las propiedades, ahora actuará. Esto es, sin duda, lo que estamos viendo sobre el terreno en una ciudad como Londres. La pandemia ha sido, sobre todo, un duro recordatorio de nuestra mortalidad, y los hombres y mujeres que salgan de ella querrán seguir adelante con sus vidas y vivirlas plenamente. Sobre todo, cuando se trata de aferrarse a los sueños, pero se tiene demasiado miedo a dar el salto. Creo que el Covid generará en muchos una actitud del tipo ¡qué diablos, hagámoslo!”.
“Básicamente, todos ansiamos emociones, y en mi opinión, no hay mejor lugar para ello que nuestras ciudades europeas. Creo que habrá mucha gente que quiera abrazar la vida en la ciudad tras un año de privación sensorial. Ciudades con una gran cultura de café, de mercadillos, con un equilibrio entre trabajo y vida privada, con vida real detrás de cada esquina... Todo lo que hemos echado de menos. Y esto se aplicará a todas las escalas del mercado: desde los jóvenes que se mudan a las ciudades y compran en las principales áreas de regeneración hasta quienes tienen un muy elevado nivel adquisitivo y compran las mejores branded residences con los servicios inigualables que ofrecen”.
"Básicamente, todos ansiamos emociones, y en mi opinión, no hay mejor lugar para ello que nuestras ciudades europeas."
Según Lewis, las ciudades de Europa también serán objetivo de los inversores, especialmente las que están experimentando o esperan una renovación. “Creo que vamos a ver a los inversores queriendo diversificar sus activos, entre los cuales podría darse la inversión en bienes inmuebles de una ciudad europea, especialmente en lugares donde se percibe un valor añadido. Lugares como Bucarest, Milán y Oporto están en el radar como ciudades importantes que pueden ofrecer un rendimiento superior, especialmente en un entorno de bajos tipos de interés y potencialmente inflacionario. El sector inmobiliario ofrece buenos rendimientos y un estatus de refugio e inversión seguros. Los inversores tendrán en cuenta algunos de los éxitos inmobiliarios que se han dado los últimos años en Europa, como Ámsterdam, y especularán sobre cuál podría ser el próximo”.
Así pues, con la demanda contenida, las nuevas viviendas que responden a los nuevos requerimientos de bienestar y medio ambiente, un alentador sentimiento post-Covid y, por supuesto, a la vista de toda la cultura, historia y placeres vitales que nos ofrecen nuestras ciudades europeas favoritas, solo se trata de recuperar la confianza, algo que ya parece estar volviendo al mercado de forma lenta pero segura. Lewis cree que lo que realmente experimentaremos será una más que esperada celebración de los entornos metropolitanos: “Durante el confinamiento, te paraste a pensar viendo la ciudad vacía en la que habías vivido o trabajado –en mi caso, estoy hablando de Londres–, y te diste cuenta de lo increíble que era, de lo mucho que ha contribuido a tu vida”.
“Creo que a mucha gente que ha estado encerrada durante un año, ahora que llega la primavera, la cultura en la calle y el clima de Europa les atraerá más que nunca, cuando el Covid-19 lo permita”. “Cuando salgamos de verdad de este lado oscuro y podamos volver a la vida de la ciudad”, concluye Lewis, “será mejor que estemos preparados: va a haber “una fiesta de mil demonios”.