_ Lorena Pérez-Jácome, la coleccionista que busca descifrar el porqué del arte
¿Cómo se cruzó el mundo del arte en tu camino?
No se cruzó el mundo del arte en mi camino, se cruzó el amor, y el amor te lleva a todo. Siempre me ha gustado el mundo del arte, aunque venía más de la literatura. Pero conocí a mi esposo, Javier Lumbreras, que llevaba mucho tiempo dentro el mundo arte y él fue quien me metió en este universo tan fantástico del arte; sobre todo, del arte contemporáneo.
Juntos empezamos a concebir una colección de arte contemporáneo. La verdad es que al principio apenas sabía nada de este mundo, pero a base de ver, ver y ver, empezó a gustarme cada vez más, empecé a entenderlo más, y fue así cómo se convirtió en una pasión.
En la imagen: Lorena Cinthia Marcelle. Sobre este mesmo mundo, 2009. (Fotografía: Roberto Ruiz)
¿Cómo y por qué decidisteis coleccionar arte contemporáneo?
Nos pareció muy enriquecedor como pareja tener un proyecto de arte juntos, porque surgen temas que, generalmente, en un matrimonio no se tocan. Empezamos a coleccionar juntos al poco tiempo de casarnos, en 2003, y trazamos una línea muy concreta, siempre fijándonos en el arte producido después del año 2000 y en artistas que no hayan tenido una retrospectiva antes de ese año. Queremos que el arte refleje el tiempo que nos toca vivir. Para nosotros, coleccionar ha sido un camino de encuentro, porque los dos tenemos que estar siempre de acuerdo en las obras que compramos.
Cada vez que nos emociona algo, lo hablamos, y en la conversación surgen conceptos como el tiempo, la fugacidad, la vida… es decir, todos los temas diversos que toca el arte contemporáneo. De esta forma, se convierte en un espacio de unión entre ambos.
"Cada obra es especial a su manera y habla a una parte diferente de mi ser."
Como coleccionistas, ¿cuál podría ser vuestra joya de la corona?
Cada obra es especial a su manera y habla a una parte diferente de mi ser. Tengo mis favoritas, claro, pero si tengo que hablar de una joya de la corona para mí es la obra de Tino Sehgal. Y lo considero así no por el precio, sino porque es una obra que requiere mucha valentía y osadía para quien decide comprarla. Creo que esta obra marcó, en cierta manera, la línea por donde queríamos como de coleccionistas.
En imágenes: Laure Prouvost, Cooling system (for global warming), 2019. Pierre Huyghe, Timekeeper, 2002
Aseguras que disfrutas dialogando con los artistas para “entender algo más de su vida”. ¿Qué visión única del arte contemporáneo has descubierto gracias a fomentar una relación más cercana con ellos?
Creo que enriquece la visión del arte. Cuando dialogas con un artista y ves que su obra es consecuente y que habla de su propia verdad, llegas a una dimensión mucho más profunda. Recientemente, por ejemplo, tuve una entrevista con Andrés Reisinger, un artista digital que admiro mucho, y me di cuenta de que tiene una vida muy espiritual y una energía muy similar a la que muestra en cada una de sus obras.
Otro artista que me ha encantado conocer es Ryan Gander. Habla mucho de literatura en sus obras y lee muchísimo, y cuando hablas con él, te das cuenta de dónde saca todas sus fuentes de inspiración y cómo mezcla realidad y ficción en cada una de sus obras.
En la imagen: Vista de exposición Sustancia-SUSTANCIAS. (Foto: Victoria Muñoz)
En este contexto de escuchar a los artistas y a la gente del mundo del arte, surge el podcast ‘Arte en Diálogo’ que conduces. Leo títulos de algunos de sus episodios: "No recomiendo abrir una galería como negocio", “Ser comisario de arte es como ser psicólogo”, “Las redes sociales están matando a los artistas”. ¿El arte sigue generando profesiones y aficiones de riesgo?
El podcast surgió como una herramienta para crear comunidad y para hablar con todos los integrantes de este vasto mundo del arte contemporáneo: desde directores, curadores, artistas, coleccionistas… Me aporta muchísimo porque me da la oportunidad de entender otras mentes, de abrir nuevos horizontes.
Me parece que el arte contemporáneo sigue siendo un camino complejo guiado más por pasión, mucho más que un camino seguro. Todos los que “danzamos” en la pista de baile del arte contemporáneo tenemos esa misma ilusión, esa misma pasión. Esta es una profesión que se mueve más por las emociones y por el corazón que por la cabeza, el análisis. Es indispensable que nos apoyemos los unos a los otros porque es un ecosistema donde no sobrevives solo. Los que estamos en el arte contemporáneo formamos una tribu, hablamos un idioma, nos entendemos.
"Todos los que “danzamos” en la pista de baile del arte contemporáneo tenemos esa misma ilusión, esa misma pasión"
Hablando de coleccionismo y coleccionistas de arte… ¿Qué parte de análisis, reflexión debe tener un coleccionista y qué parte debe dejar a la intuición?
Esta es una pregunta muy personal porque hay diferentes tipos de coleccionistas. Algunos coleccionan desde el análisis, con una línea muy precisa. Y otros son más emocionales. Creo que la colección es un reflejo de quiénes somos y cómo nos posicionamos en la vida.
Para cualquier tipo de coleccionista, lo fundamental siempre es ver, ver, ver y ver. Y, aunque alguna obra enamore en un primer momento, pienso que también es importante tener un espacio para analizar quién lo representa, ya que la galería es muy importante en la trayectoria de cualquier artista, y saber de dónde viene ese artista, para poder proyectar hacia adónde va a ir. Que no sea una obra aislada de un artista.
Fotografía: Victoria Muñoz
Junto con tu marido, Javier Lumbreras, creasteis la Colección Adrastus, cedida al museo Collegium, situado en una antigua iglesia del pueblo de Arévalo. Gracias a ello, lograsteis uno de los Premios “A” al coleccionismo que el año pasado entregó ARCO. ¿Qué novedosa visión aportan a la escena artística tanto vuestra colección como el centro?
Mi esposo siempre dice que lo único que quiere en esta vida es ser útil, y nosotros podemos proyectar esa utilidad a través del arte. El proyecto que tenemos en Arévalo es un centro de investigación, de producción y de creación artística. Lo que buscamos es revitalizar toda la zona donde está, crear empleos. Hasta el momento estamos haciendo dos exposiciones al año, y también tenemos residencias de artistas. Lo que queremos es que el arte una a la comunidad, que podamos recobrar todos los oficios que están en peligro de extinción, y que se vuelva como un centro de producción artística, independientemente de que los artistas estén en nuestra colección o no.
El proyecto ocupa un antiguo colegio jesuita que recuperamos porque estaba en ruinas. Arévalo fue un lugar con una importancia histórica para España –allí creció Isabel la Católica y San Ignacio de Loyola, fundador de la orden, pasó sus años mozos. Fue un lugar donde convivían en paz musulmanes, católicos, judíos, y creo, a mi parecer, que, hoy en día, uno de los pocos lugares a salvo para la libertad de pensamiento, de raza y de nacionalidad es el arte.
"Los ojos internacionales están puestos aquí, y, de verdad, hay mucho, mucho talento y muy buenas propuestas"
Si alguien decidiera comenzar a coleccionar ahora, en la próxima edición de ARCO, ¿qué le recomendarías? ¿En qué artistas se debería fijar? ¿A qué galerías debería prestar más atención? ¿Qué tendencia artística tendría que seguir?
España está viviendo ahora un momento espectacular. En la pandemia surgieron muchos artistas y obras interesantes, además se abrieron varios espacios muchas galerías híbridas. Por eso, les diría que es un buen momento para acercarse a esta generación de artistas jóvenes españoles cuya obra está en precios asequibles y que tienen una carrera bastante prometedora por delante.
A todos los coleccionistas les diría que se involucren con su ciudad, visiten galerías, los espacios nuevos, los museos... Y, si tienen tiempo, busquen en las pequeñas galerías que se están abriendo, que se involucren con la escena artística de galerías y museos, y que compren arte en España: hay para todos los bolsillos y todos los gustos. Los ojos internacionales están puestos aquí, y, de verdad, hay mucho, mucho talento y muy buenas propuestas.
En la imagen: Vista de exposición La colección diálogos. Volumen 1. (Fotografía: Roberto Ruiz)
¿Cuál es tu visión sobre el mercado del arte en España y concretamente en Madrid?
España, en general, y Madrid, en particular, están atravesando un momento de muchísima creatividad, y eso se puede constatar en toda la escena artística y cultural. Desde pequeños espacios, que no llegan a ser galerías y que surgen como espacios de encuentro entre artistas, hasta otras galerías internacionales ya establecidas que han abierto sede en Madrid, como Pedro Cera, Carlier Gerbauer, Societé (próximamente). Hoy en día, hay muy buenas propuestas en Madrid: “está on fire”.
También influye el hecho de que haya tantos latinos que han venido a vivir a España, pues eso ha impulsado mucho la economía. Hay muy buenos restaurantes, hoteles, oficinas… Hay mucha inversión, y eso ha provocado que los ojos internacionales se vuelquen hacia Madrid. La gente quiere venir a Madrid, porque se come bien, se vive bien, hay fiesta, muy buena energía, muy buena “vibra”, y la relación calidad-precio es fantástica. Sin duda, es un buen momento para comprar arte e inmuebles… para invertir en Madrid, y, sobre todo, para vivir.
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