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_El nuevo lujo según Enric Pastor

Una reflexión de alguien que ha nacido en los años 80
junio 18, 2019

 

El lujo en decoración ya no es el que fue. Para los que crecimos en los 80, esa idea nos transporta a las mansiones de Dinastía que parecen templos romanos, a las villas de las revistas de papel couché llenas de piscinas y jardines, a las casas de los deco-reality televisivos con miles de plantas y controlada domótica y a los grandiosos hoteles de Venecia rescatados del pasado.

Por decirlo de otro modo: si cerramos los ojos, el lujo en decoración nos llevará a una orgía de dorados, molduras, adamascados y sedas tornasoladas, suelos de Carrara relucientes y reproducciones de muebles estilo Luis XVI. Aquel lujo es hoy un cliché, una de las múltiples maneras de representarlo. Luego hay otro lujo del siglo XXI, más fresco y relajado, que los interioristas contemporáneos están poniendo al día. Ese lujo es moderno, mezclado, nada ostentoso, prefiere la calidad y el atrevimiento frente a la pompa y el boato.

Sigue usando muchas de los materiales de antaño (metales, piedras, dorados…), pero con resultados diferentes. Hay una nueva paleta de colores, estampados, acabados y texturas. Los tonos pasteles, del verde menta al azul pavo real o el rosa empolvado, sustituyen a los beige, grises y blancos del lujo clásico. Los mármoles siguen siendo las joyas de los materiales, sobre todo con extra de vetas y en tonos insólitos, como el ónix rosa. Los brillos y el oropel han dejado paso a la artesanía, al craft sencillo, a los materiales en bruto, simples y sensuales, que logran espacios con una naturalidad a prueba de Photoshop, donde no es posible ocultar la huella humana ni hay hueco para lo prefabricado.

Remates de latón o aluminio en muebles mucho más sobrios y atemporales, casi minimalistas, tocados por la varita del buen diseño italiano contemporáneo. Una distribución sencilla, ordenada y cálida. Baños, cocinas y vestidores generosos en metros, que son como salas de estar. Terciopelos de última factura y textiles sacados de la moda para tapicerías y alfombras. Todos juntos escriben –o reescriben– un escenario que nada tiene que ver con los Ewing o los Carrington de las series televisivas de los 80. El lujo hoy también es el espacio vacío, es ver envejecer un cuero, es la huella del artesano en los jarrones, las puntadas equidistantes hechas a mano, es ser sostenible y anteponer la comodidad al espectáculo.