_Predicciones sobre el lugar de trabajo para la nueva década de los veinte
El cambio suele ser un proceso bastante gradual y, solo si echamos la vista atrás, nos damos cuenta de todo lo que hemos avanzado. Por este motivo, antes de mirar hacia delante, queremos hacer un repaso de las transformaciones que se han producido durante las últimas cinco décadas.
Los setenta
En esta época, dispositivos electrónicos como la fotocopiadora y la máquina de escribir electrónica transformaban las oficinas, mientras que el dictáfono empezaba a hacer ver que mecanografiar no era tan práctico. Sin embargo, la mayor transformación que vivieron aquellas oficinas atestadas de humo de tabaco no fue la tecnología, sino la Ley de discriminación sexual de 1975, que protegía a hombres y mujeres frente a la discriminación por cuestiones de género o estado civil. Aunque la brecha salarial y la igualdad de género continúan siendo temas candentes en la actualidad, antes de 1975 había empresas donde ni siquiera se permitía la presencia de mujeres en la planta de los directores.
Los ochenta
La nueva década fue testigo de cómo los procesadores de texto sustituyeron a las máquinas de escribir electrónicas, lo que supuso toda una revolución a nivel de productividad en la creación y edición de documentos. Este cambio provocó otra gran revolución: la llegada del fax, que permitía escanear documentos en una oficina y enviarlos, por arte de magia, a otra a través de la línea telefónica. Los ochenta fueron los años de los yuppies —jóvenes profesionales urbanos—, que ascendían en la escala corporativa, donde los símbolos de estatus se convirtieron en elementos imprescindibles, entre los que destacaban el coche de empresa, los móviles que parecían ladrillos y, lo más importante, el tamaño de la oficina y el espesor de la alfombra que la cubría.
Los noventa
Los ordenadores personales por fin se hicieron un hueco en todas las oficinas, el software de Windows y los correos electrónicos empezaron a estar a la orden del día y todo el mundo se sentaba en contundentes escritorios en forma de L que sostenían pantallas tan profundas como anchas. Además, por fin se prohibió fumar en el lugar de trabajo. La World Wide Web nació oficialmente a mediados de la década, lo que dio acceso a conocimientos tanto a nivel global como a nivel empresarial gracias a la creación de la intranet. El espacio de trabajo universal y de planta abierta se convirtió en el nuevo estándar.
Los dos mil
El asistente digital personal de Palm permitió a los trabajadores comparar agendas en la sala de reuniones y, en poco tiempo, este dispositivo evolucionó en la Blackberry. El correo electrónico, que permitía estar siempre activo y disponible, hizo crecer de forma exponencial la comunicación electrónica y supuso un gran reto para la conciliación entre la vida personal y la vida laboral de los empleados. Se empezaba a ver más flexibilidad en la forma de vestir y la iniciativa de los viernes casual se convirtió en la norma, al igual que las cafeterías y la cultura del café. La década del estreno del documental «Una verdad incómoda» de Al Gore también coincidió con la irrupción de la sostenibilidad en el lugar de trabajo, la aparición del reciclaje y de los sistemas de iluminación controlados por sensores de movimiento.
Los dos mil diez
Los empleados exigían flexibilidad en cómo y dónde trabajar, lo que provocó un aumento exponencial del teletrabajo, así como de múltiples opciones de trabajo en la oficina. Los espacios de coworking permitieron a los gig-workers y a las start-ups disponer de lugares de trabajo económicos e innovadores, hasta tal punto que las empresas decidieron subirse al carro. Las oficinas corporativas se volvieron cada vez menos corporativas y se llegaron a ver en ellas toboganes, caravanas, cabinas telefónicas y salas para hacer yoga. Los smartphones se llenaron de aplicaciones que permitían el acceso al edificio, reservaban las salas de reuniones y contabilizaban los pasos diarios, mientras que la preocupación por el bienestar nos llevó a estar de pie mientras trabajábamos y a caminar mientras hablábamos.
Predicciones para los años veinte
"Nunca hagas predicciones, especialmente sobre el futuro" - Casey Stengel
¿Qué nos deparará el lugar de trabajo durante la próxima década? Nuestro equipo de Consultoría, repartido por toda Europa y que cuenta con cientos de años de experiencia en consultoría del lugar de trabajo, así como con formación en psicología, tecnología, economía, finanzas, diseño y gestión del cambio, ha llegado a las siguientes conclusiones:
1. Los asistentes robots estarán presentes en las salas de reuniones para tomar notas, manejar los sistemas audiovisuales y traer el café. Y sí, el IoT les permitirá abrir puertas y utilizar ascensores, pero al igual que sus predecesores dalek tendrán problemas con las escaleras en caso de que haya que evacuar la oficina debido a un incendio.
2. Las corbatas y la vestimenta formal volverán a estar de moda, no por imposición, sino por elección. La nueva generación querrá vestir de manera elegante, mientras que los ejecutivos de la generación Z no entenderán este nuevo afán por un look formal.
3. Si la normativa despeja el camino, veremos drones limpiando ventanas, manteniendo los exteriores de las oficinas, realizando funciones de seguridad y repartiendo paquetes o incluso pizza...
4. Los edificios de oficinas dispondrán de grandes celdas de baterías en el sótano que se cargarán por la noche y alimentarán a los edificios durante todo el día: se suavizarán así los picos y las caídas de la demanda de energía, lo que permitirá una mayor dependencia de las energías renovables y reducirá drásticamente la dependencia de los combustibles fósiles.
5. El bienestar y la sostenibilidad estarán totalmente integrados en el lugar de trabajo, con espacios en donde se podrá pedalear mientras se trabaja para generar de esta forma la energía que haga funcionar los ordenadores portátiles: máquinas ecológicas de bajo consumo.
6. La tecnología ponible y el IoT se integrarán cada vez más, lo que permitirá todo tipo de conexiones inimaginables en la oficina: los sensores de espalda avisarán al empleado para que corrija la postura corporal, los elementos de hidratación le informarán cuando necesite beber agua, los auriculares le permitirán unirse a las calls, sintonizar música e incluso traducir las bromas que los compañeros hagan en otros idiomas para así facilitar la comunicación entre culturas.
7. Los sensores y el IoT convertirán nuestros edificios en lugares tan inteligentes que serán capaces de personalizar nuestros espacios (iluminación, temperatura, humedad, aromas) a nuestras preferencias individuales y según la actividad que se vaya a realizar. El lugar de trabajo se convertirá en su espacio.
8. La comodidad de las personas en la oficina ya está a la orden del día, pero prevemos que el bienestar físico, emocional, espiritual, intelectual y social será cada vez más importante en los próximos años. Una respuesta a esta cuestión será la creación de espacios para recargar energías, sobre todo para los programadores y analistas de datos más introvertidos. Este concepto irá un paso más allá de las típicas zonas chill-out: nos encontraremos ante cápsulas de diseño especial, con aire purificado y el sonido de pájaros cantando o de agua fluyendo, lo que ayudará a los empleados a tomar una siesta o a meditar. Las cápsulas ajustarán la duración de la siesta según los niveles de estrés y los biorritmos naturales de cada persona.
9. La presencia de las plantas y del diseño biofílico aumentará, ya que será más difícil convencer a los empleados de que trabajar en edificios lejos de la naturaleza y a menudo alejados de la luz natural no es perjudicial para su estado físico y mental. A medida que se conozca de forma más científica la importancia que tiene para el medioambiente y para el ser humano respirar el aire de las plantas y comer sus frutos, el lugar de trabajo será cada vez más biológico y botánico. Quizás incluso los empleados celebren reuniones tumbados en las hamacas que cuelgan entre los árboles de la cafetería del jardín botánico interior...
10. Los empleados querrán trabajar para una causa y en algo que tenga sentido para ellos, no solo para recibir recompensas y aplausos. ¿Cuáles son los objetivos del negocio? ¿Quién se beneficia? ¿Cuál es el impacto de su actividad? El lugar de trabajo será un poderoso espacio capaz de transmitir objetivos y sentido a sus empleados.
Si desea cambiar de oficina o más información del sector, no dude en ponerse en contacto con Raúl Vicente, director del área de Oficinas.