_¿Por qué el teletrabajo no va a durar para siempre?
El inagotable flujo de noticias sobre el COVID-19 ha generado numerosas especulaciones sobre la posibilidad de que el teletrabajo sea permanente. Google, Facebook y Salesforce anunciaron que todo su personal trabajará desde casa durante lo que queda de 2020, y Twitter dio un paso más al declarar que sus empleados podrán teletrabajar de forma permanente.
Más recientemente, Shopify dio a conocer sus planes de priorizar los canales digitales y mantener las oficinas cerradas hasta 2021, mientras que UBS anunció que “un tercio de sus 70.000 empleados tendrán la posibilidad de trabajar en remoto indefinidamente”.
Estos titulares han coincidido con las especulaciones sobre la “muerte de la oficina” y algunos escépticos han puesto en duda la rentabilidad de su segundo mayor coste de explotación: Si mis empleados pueden trabajar desde casa, ¿para qué voy a pagar una oficina?
Pero, aunque teletrabajar tiene sus ventajas —una mejor conciliación de la vida personal y laboral, la posibilidad de pasar más tiempo con la familia y librarse de los temidos desplazamientos—, si sacrificamos la oficina estaremos pasando por alto todo lo que nos puede ofrecer.
Teletrabajo vs. oficina: ¿Por qué el debate es demasiado binario?
El debate “teletrabajo vs. oficina” avanza por unos derroteros que dicen mucho de cómo vemos nuestros hábitos de trabajo. Cuando se trata del espacio, pensamos que tiene que ser todo o nada. O trabajamos desde casa o vamos a la oficina todos los días.
Pero no es así. Ambos entornos tienen muchas ventajas. Y, en realidad, el futuro del trabajo implica una mezcla de ambos.
Este concepto híbrido ya ha empezado a ponerse en práctica. Según una encuesta realizada a más de 1.500 trabajadores del Reino Unido, tres de cada cinco británicos están deseando volver a la oficina, pero “a muchos les gustaría teletrabajar con más frecuencia que antes cuando termine la pandemia”.
Este proceso ya está en marcha. PwC está organizando el regreso del 15% de sus 20.000 empleados a sus seis oficinas en el Reino Unido, mientras que Barclays insinuó que utilizará las sucursales como oficinas para su personal corporativo, y el CEO de Morgan Stanley afirma que prevé un aumento del teletrabajo.
En un artículo sobre la naturaleza del trabajo en constante cambio, Tracy Brower se hace eco de la importancia de este enfoque mixto: “Las mejores estrategias combinan el trabajo en la oficina con el teletrabajo. No tenemos que elegir entre todo o nada, ni podemos aplicar un enfoque excluyente: oficina o teletrabajo. Deshacernos por completo de la oficina no es la mejor opción. El lugar de trabajo ofrece un valor fundamental en múltiples ámbitos, y no puede —ni debe— desaparecer”.
"Podemos ser creativos en cualquier parte, pero estar juntos físicamente es mucho más efectivo a la hora de fomentar la creatividad"
Por qué la oficina no puede —ni debe— dejarse de lado
Tal y como explica Lee Elliot, Director Global de Occupier Research: “Las empresas son infinitamente más débiles si no pueden recurrir a un punto central colectivo identificable. Esto no quiere decir que no deba replantearse el formato y la función de las oficinas, pero volvemos a repetir que los rumores que auguran su desaparición constituyen una enorme exageración”.
La oficina constituye el elemento central para la creación y el mantenimiento de una cultura corporativa. Resulta vital para la innovación y la creatividad que se necesitan para estar a la vanguardia.
Es el lugar donde se produce el desarrollo esencial (aunque a menudo pasa desapercibido) de los trabajadores, donde aprendemos gracias a la proximidad y donde las relaciones sociales se convierten en nuevas colaboraciones profesionales.
Un enfoque que se centre exclusivamente en el teletrabajo no solo renuncia a un punto de encuentro centralizado, sino que también reduce la predisposición de sus trabajadores a las relaciones sociales, la creatividad, la innovación, la cultura de equipo, la responsabilidad, la productividad y la posibilidad de sentirse valorados. A continuación explicamos por qué:
1. Las oficinas nos permiten relacionarnos con otras personas
Si alguna vez se ha descubierto diciendo adiós con la mano al final de una videollamada, sepa que no es el único. Después de que esta tendencia se hiciera viral la semana pasada, los expertos se apresuraron a explicar por qué se está convirtiendo en una costumbre.
Laura Dudley, profesora de medicina asociada en la Northeastern University y experta en lenguaje corporal, señala: "Estamos ávidos de esa interacción humana, esa cordialidad; por eso estamos empezando a hacer cosas como decir adiós con la mano. Nos parece un poco más amable que limitarnos a abandonar la llamada".
No necesitamos estudios que nos demuestren el valor de la conexión entre personas. Somos conscientes instintivamente del valor que nos aporta personalmente y notamos con la misma claridad los efectos secundarios de su ausencia.
En un artículo para el diario The New York Times, Jane E. Brody explica que: “La ausencia de interacciones sociales es perjudicial para la salud mental. El apoyo emocional que proporcionan las relaciones sociales contribuye a reducir los efectos perjudiciales del estrés y puede motivar a las personas y dar un sentido a sus vidas”.
Al permitirnos los encuentros cara a cara con nuestros compañeros —incluso respetando la distancia social—, la oficina nos ayuda a satisfacer esa necesidad básica.
2. Las oficinas nos ayudan a sentirnos reconocidos y valorados
Los empleados que ya se sienten en desventaja en el lugar de trabajo pueden tener que superar barreras adicionales para “que se les escuche y se les valore virtualmente” cuando teletrabajan.
Como bien señala Alisha Haridasani Gupta en el diario The New York Times: “Las reuniones a distancia están empezando a poner sobre la mesa las enormes dificultades que tienen las mujeres para conseguir que se las escuche en contextos grupales”.
La oficina o, aún más importante, las reuniones en persona nos ofrecen una gran oportunidad para aprovechar el ritmo de la conversación, establecer contacto visual y señalar que tenemos algo que decir.
Con el tiempo, no sentirse escuchados puede afectar a la motivación y perjudicar aún más a las mujeres, las personas introvertidas, los trabajadores jóvenes o las personas pertenecientes a minorías.
3. Las oficinas nos inspiran para ser creativos
Como explica Tracy Brower en Forbes: “Podemos ser creativos en cualquier parte, pero estar juntos físicamente es mucho más efectivo a la hora de fomentar la creatividad”. Hay un motivo para que decidamos “reunir a todos en una habitación” cuando tenemos problemas para abordar una situación.
Si optamos por “reunir a todos en una videollamada”, probablemente nuestra conversación sea mucho menos fluida como consecuencia de los retardos digitales, los fallos de sonido y la incomodidad que nos genera vernos hablar a nosotros mismos.
Obviamente, esto no quiere decir que la creatividad surja solo en grupo —Hemingway y Picasso, por ejemplo, ensalzaron la capacidad creativa que aporta la soledad—, pero si las empresas quieren desarrollar plenamente su potencial, tendrán que ofrecer a sus trabajadores ambos entornos.
El Dr. Paul Paulus, profesor de Psicología en la Universidad de Texas, observó en un estudio que el método de trabajo más eficaz es dar a los empleados un tiempo para trabajar en solitario, seguido de un tiempo en grupo, puesto que este “todavía desempeña un papel muy destacado en el proceso de incubación, o procesamiento [y] reformulación de ideas creativas”.
4. Las oficinas nos hacen más innovadores
La oficina está llena de estímulos. Nos topamos constantemente con nuevas ideas, a menudo por accidente. Cuando trabajamos desde casa, estos encuentros fortuitos no se producen. Tenemos que hacer un esfuerzo mucho mayor para buscarlos e, incluso entonces, no estamos del todo seguros de lo que estamos buscando.
Tal y como explica Amanda Lim, Directora de Flexible Office Solutions de Knight Frank: “Cuando solo tienes que pensar en el trabajo que tienes delante, es menos probable que experimentes con nuevas ideas, simplemente por falta de inspiración para hacerlo.
Pero en la oficina, escuchar de fondo una animada lluvia de ideas sobre un proyecto —o incluso una conversación delicada sobre algo que ha salido mal— puede dar un empujoncito a tu cerebro para explorar nuevos caminos. Ese es el primer paso hacia la inspiración”.
5. Las oficinas crean y mantienen la cultura corporativa
Como dice Rob Falzon, vicepresidente de Prudential y arquitecto de la iniciativa «Future of Work» de su empresa: “Cuanto más tiempo sigamos trabajando exclusivamente en remoto, más difícil será mitigar cierta descomposición de la cultura... Esto debería preocupar seriamente a nuestros líderes".
La cultura corporativa es un poderoso motor que sirve para unir, atraer y retener equipos. Una encuesta de Glassdoor reveló que el 56% de los trabajadores conceden más importancia a una buena cultura corporativa que al sueldo. Pero cuando los empleados teletrabajan, crear una cultura corporativa que se extienda más allá de la oficina puede ser todo un reto.
La confianza se gana gracias a la cercanía y cuando “la distancia física se convierte en distancia psicológica”, quienes trabajan exclusivamente desde casa pueden sentirse rápidamente excluidos.
De hecho, una encuesta a 1.153 personas que trabajaban en la oficina y desde casa detectó que el 41% de quienes teletrabajaban creían que sus compañeros hablaban mal de ellos a sus espaldas y el 64% de ellos estaban convencidos de que sus compañeros hacían cambios en los proyectos sin avisarles.
El riesgo que corremos si los trabajadores se sienten excluidos es enorme. Con el tiempo, podríamos observar una “depreciación del capital social, un fenómeno que puede producirse cuando los trabajadores no tienen acceso al poder del lugar”.
6. Las oficinas pueden impulsar nuestros niveles de responsabilidad y productividad
Como explica Dana Brownlee en Forbes: “Esos empleados que nos maravillan por su increíble ética del trabajo y su extraordinaria responsabilidad encontrarán la forma de tener éxito trabajen donde trabajen y no tendremos que exigirles que rindan cuentas por su trabajo”. Pero algunos de nosotros necesitamos la estructura de un entorno de oficina para dar el máximo. A continuación, explicamos por qué.
El cuestionario sobre las cuatro tendencias diseñado por Gretchen Rubin, identifica las distintas formas en que las personas se motivan, estableciendo cuatro categorías: upholders, questioners, obligers y rebels. Los obligers suelen tener problemas para motivarse, su productividad depende de cumplir las expectativas externas fijadas por otros.
Por lo tanto, si su productividad teletrabajando ha empezado a menguar, puede deberse a que le motiven los demás, como a los obligers. Un entorno de oficina lleno de compañeros le inspirará mucho más que una cocina vacía.
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